martes, 10 de abril de 2007

Kafka, música, arte y reencontrarse con una hermana

Fotografías: Marta Serrano

Visitar Praga era un viejo anhelo. Llegas y te sumerges enseguida en ella ya que el ojo se acostumbra fácilmente a la belleza de su arquitectura. Encontrar los lugares desde donde Kafka había escrito su obra. Cafetines con un sabor amargo y añejo, cementerios que cobran vida, metrópolis del jazz y de la música clásica. Museos dedicados a Kupka cuyos ritmos lineales y esquemas de color en su pintura producen efectos parecidos a los de la música y el movimiento. Cúpulas, castillos, torres, basílicas... reflejadas en el Moldava. Muros que redibujan a Lennon cada día... Hay viajes que te cautivan por lo que te aportan. A mi éste de alguna manera me ha reencontrado con mi hermana. Y en todo lo que hemos compartido más allá de lo visual.